No hay niño que no haga una pataleta. Según el carácter, algunos niños suelen repetir este comportamiento con más frecuencia, pero en general las pataletas son en algún momento de la infancia, el método escogido por los niños para obtener algo que desean.
La
reacción de los padres ante esta conducta es la clave para que los pequeños
abandonen la idea de hacer pataletas o por el contrario, la identifiquen como
la táctica perfecta para hacer su voluntad.
Entre los 18 meses y los tres años, la rebeldía y las pataletas predominan. Algunos pedagogos afirman que en este periodo se produce una fase de autonomía para desarrollar aspectos de su personalidad.
Quieren revelarse contra sus padres e imponerse en el mundo de los adultos, se vuelven tercos y oponen resistencia a las órdenes, especialmente si tienen mal carácter.
Cuando vamos de compras, no es raro que los niños se encaprichen con algún juguete y hagan un gran show con el fin de obligar a los padres a comprar el juguete. Comienzan a llorar, a gritar, se quedan estáticos y se niegan a caminar. Algunos hasta se tiran al suelo y se levantan sólo hasta que ven a la madre con el juguete en la mano para ir a pagarlo.
Un castigo no será suficiente para que el niño entienda que no debe hacer pataletas, por eso te damos algunos consejos que puedes aplicar y evitar que estas incómodas situaciones se vuelvan a repetir.
- Ignora. Si el niño ve que con la pataleta no está obteniendo lo que quiere dejará de hacerla. Gritarle o decirle que se calle no solucionará nada, la rebeldía predominará en su comportamiento, hará todo lo contrario a lo que le indiquen.
- Hablar en voz baja irá poco a poco calmando la situación. No hay que dejar que el niño perciba intranquilidad en los padres y si le hablan en voz baja notará que sus gritos no son necesarios.
- No hay que reaccionar con rapidez. A veces las pataletas también son una excusa para desahogarse, los niños también tienen derecho a enfadarse. Cuando el niño empiece a llorar déjelo y no atienda a sus lamentos, luego de unos minutos el pequeño ya se habrá desahogado y se le podrá hablar con calma.
- Nunca hay que darle al niño lo que quiere sólo por evitar el espectáculo. Es mejor vivir la incomodidad una vez, pero dominar las siguientes situaciones.
- Después de una pataleta trate de buscar algunos temas que hagan olvidar lo ocurrido. Hacer que el niño ayude en la compra, pedirle que le ayude a buscar productos ó decirle al pequeño que irán todos a comer unas pastitas, disipara la tensión del momento.
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